By Marian @pollitomuychic
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Si hay un sitio chic por excelencia ha de ser sin lugar a dudas un palacio. En el 13 de la C/Segovia, en el noctámbulo barrio de La Latina, nos ha cautivado un majestuoso local en el marco del que fuera la residencia del príncipe de Anglona, sin duda ideal para los menesteres gastronómicos de la villa.
El restaurante sorprende por muchas cosas, pero nada más entrar impacta con su decoración de blanco sobre negro y juegos de luces. Los cuadros, retroiluminados, reproducen salas palaciegas transportándonos, casi casi, a su interior, a lo que contribuye los reflejos de los espejos estratégicamente situados. Aunque la decoración de Lluis Galliusi nos hace pensar – con razón- que el local suele estar muy ambientado de noche, su carta y sus precios son adecuados también para la comida.
Lo mejor del interior es su versatilidad: Organizado en diferentes estancias, de distintos tamaños, puede ser un lugar ideal tanto para una cita como para una cena con un grupo de amigos, o para organizar una comida o cena de empresa, una presentación de producto, un aniversario, etc… No en vano en su página puedes ver varias opciones de menús de grupos, a cual más apetecible, aunque imaginamos que confeccionar el menú a la medida de la necesidad de nuestro evento no es un problema. El espacio es, además, lo suficientemente amplio para un evento bastante grande, sin caer en los macro-sitios y ¡más céntrico imposible!
Elegimos en primer lugar – por recomendación del maitre – su tortilla con cebolla caramelizada y aceite de trufa: un acierto al 100% , aunque no apta para intolerantes a la tortilla poco cuajada!
Seguimos con rollitos de morcilla con canela, la ensaladilla con melocotón y mújol, y rollitos vietnamitas. Si eres como yo, súper fan de la morcilla, en esta ocasión no te defraudará, y la ensaladilla tiene un toque ligero y afrutado que nos encantó.
Como plato principal no podía dejar de pedir la degustación de mini-hamburguesas, un plato que llevaba buscando desde hace tiempo y he vuelto a encontrar.
Las tostas son otra de las opciones de su carta, hay varias, pero nos decidimos por la más visual, la de salmón acompañada con nube de champagne. El secreto es su pan crujiente, que elaboran allí mismo.
Para completar la comida nos decidimos por el mini-postre de tarta Lion, el tiramisú – coquetamente servido en una pequeña «jar»- y la tarta de zanahoria, que estaba muy jugosa. Un acierto la opción de mini-postres para poder rematar con algo dulce pero sin llenarse.
Los precios muy ajustados (20-25 € persona), y también para tomarse una copa después – 6€ los cócteles y combinados- lo que redondea la oferta del Palacio de Anglona para una cita perfecta o para que nuestro evento personal o de empresa pueda ser un éxito. De hecho, no nos extrañaría que su lounge bar esté muy solicitado pues parece el lugar ideal para celebrar una fiesta divertida o culminar una presentación.
Por su versatilidad, lo presentamos como un lugar de esos que pueden convertirse en «de repetición», al que igual podemos ir con unos amigos, con pareja o con clientes, y quedar siempre bien.
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