Llega San Isidro, esa fiesta tan querida por todos los madrileños en la que se acude a bailar chotis y a merendar a una pradera, celebrando el buen tiempo de la primavera con la alegría que merece. Este año, además, ¡tenemos otro puente! Así que, ¡viva San Isidro labrador!
Una de las cosas más bonitas de San Isidro es vivir la tradición gastronómica: hablamos del famoso cocido madrileño y de comida española de «pícnic», como la tortilla de patata acompañada de alguna ensalada. Se toman, en suma, además de los refrescantes tragos del manantial del la ermita, los pinchos clásicos que se encuentran en las tabernas del Madrid más castizo: caracoles, tapas de chorizo, bocadillos de calamares… Aunque también hemos adoptado el rabo de toro cordobés, realmente lo típico de San Isidro son el cocido y, por supuesto, ¡las rosquillas!
El consumo de las rosquillas del Santo, que es como se conocen de forma genérica, es habitual durante todo el mes de mayo, especialmente hasta el día 15, momento en el que adornan todas las pastelerías de Madrid con sus distintas variedades: las tontas, las listas, las de Alcalá y las de Santa Clara. Las Listas y las Tontas están elaboradas con aceite de oliva virgen y anís de Chinchón, las de Alcalá con hojaldre de mantequilla francesa y bañadas en yema, chocolate o limón. Las de Santa Clara, con vainilla y costra merengada.
Hagas lo que hagas, disfruta de San Isidro como se merece. Para hacerlo puedes consultar el programa de fiestas y verbenas. ¡No olvides tu disfraz más goyesco para vivir el momento!