CALIMA

Hotel Gran Meliá Don Pepe

Marbella

952 76 42 52

www.restaurantecalima.es

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Calima es el restaurante de Dani García, reputado chef cada vez más famoso, no sólo por este y sus demás restaurantes, sino también por su habitual presencia mediática, como pueda ser su participación en Másterchef, su colaboración con los menús de Iberia, etc.  En la actualidad, además de Calima, y tras desvincularse de La Moraga, acaba de crear su «Dani García Deli Bar» en el aeropuerto de Málaga, además de otro restaurante de lujo en Nueva York, conocido como «Manzanilla».

Cuenta con dos estrellas michelín, lo que convierte a este restaurante, de facto, en el mejor de Marbella, tanto por cocina como por local, ubicado en el emblemático Hotel Gran Meliá Don Pepe, frente a la misma playa en la milla de oro, con un interiorismo de cortes  minimalistas y un tanto sobrios que resultan muy modernos.

He tenido oportunidad de ir en tres ocasiones, y por ello tengo tres experiencias bien diferentes del lugar.

Antiguamente ofrecían varios tipos de menús y todos los miembros de la mesa tenían que pedir  el mismo, para facilitar los tiempos de elaboración en cocina,  y teniendo esto también sentido para los comensales, de cara a vivirlo como una gran experiencia gastronómica a comentar con los demás.  Recuerdo haber probado aquí por primera vez su fantástico gazpacho de cereza, que aún hoy mantiene en carta, y haber visto por primera vez ese falso tomate, que aún hoy conserva.

En la temporada del 2011, cuando fui por segunda vez, ya sólo ofrecían un único menú, con 16 platos y los postres.  Es verdad que es mucha comida, pero los cuatro o cinco primeros platos apenas son bocaditos.  La comida nos resultó es una delicia, además de estar presentada en formatos espectaculares, y presentar texturas y sabores que realmente sorprenden.  Recuerdo, como platos muy especiales, por ej.  , el espeto de sardinas, que venía en una caja de madera humeante, el falso tomate (este estaba repetido), y la croqueta rota (en este los camareros te gastaban la broma de que estaba rota la croqueta, y luego resulta que era así el plato y que el relleno iba por otro sitio).  Este segunda visita a Calima fue para mí la mejor de las tres, y «cada plato era una fiesta», como diría Hemingway.

Mi última visita ha sido hace pocos días, y hemos observado cambios muy positivos en la política general del restaurante:  ahora, además del menú degustación Oxímoron -así llamado- existe la posibilidad de pedir a la carta al estilo tradicional, escogiendo sobre una selección de entrantes, pescados, carnes y postres.    Otra opción es hacer un pseudo menú, híbrido de los dos anteriores, eligiendo la degustación de tapas, también presentes en el menú degustación completo, y completándolo con un plato principal.  En general, el que ofrezcan estas posibilidades  nos han gustado porque suponen abrir un poco la mano y no obligarte a coger el menú degustación completo, que no va a bajar nunca de los 400 euros/pareja.  De esta forma parece que te puede salir algo más económica la experiencia.  Y, de hecho, es la opción que ellos mismos recomiendan y la que parecía pedir todo el mundo.  Abriendo la carta, Calima sin duda ha conseguido convertir su restaurante en algo más asequible y hacerlo accesible para casi cualquier economía.  Pidiendo a la carta con cuidado te puedes permitir una experiencia en Calima por alrededor de 60 euros.

El menú degustación OXÍMORON cuenta en total con 21 platos, de los cuales los nueve primeros son tapas.  Cuesta 139 euros, I.V.A. incluído.  En este sentido, curiosamente el I.V.A. sólo lo incluyen en el menú degustación.  En el resto de la carta no -¿qué os parece a vosotros?-  A mí personalmente me parece un gesto un poco discordante con la idea de abrir la mano con el cliente y hacérselo más asequible.  Si se trata de llenarlo a razón de bajar el precio -lo cual es muy loable y práctico empresarialmente- , ¿por qué arriesgarse a hacer éso entonces?

La degustación de snacks y tapas incluye los mismos nueve primeros platos que el menú, al precio de 58 euros + IVA.

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OXÍMORON – Menú degustación temporada 2013.
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Tres primeras tapas en formato de picnic: rosquilla ibérica (brioche de panceta), patata brava (especie de boca-bits con crispis) y maiz con kimchi (mazorquita de variantes con unas especias)
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Huevo sin huevo con almendra helada: de las mejores tapas. Almendruco frío de folie con cierto sabor almendrado y después sabores y espumas sorprendentes en una cáscara de huevo cortada a la perfección.
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Fondo de mar. Espectacular presentación de pan chino con crispis, camaroncitos y mini-elementos marinos pegados.
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Paté de perdiz. Sensacional presentación en un tronco de árbol, aportando el lado «tierra» en contraste con el lado «mar»

Después de la degustación de tapas hay que pedir un segundo plato, que presenta, en algunos casos, la posibilidad de pedir medias raciones -eso nos encantó-.  Nos decantamos por el bogavante y por un ravioli de carne guisada.

 

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Bogavante. Plato algo anodino, pero posiblemente porque no me gusta demasiado el bogavante? Ya podía haber pedido otra cosa!
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Ternera guisada envuelta en ravioli con puré cremoso y trufa. Lo mejor de la cena, casi! Si vuelvo próximamente, pido eso en su versión media ración.

De postre ninguno nos llamaba mucho la atención, pero por probar alguno pedimos el tocino de cielo.  Nos pareció prescindible porque no era ni tocino de cielo, ni mousse o helado de limón, sino una mezcla poco exitosa de ambos.

Quizá porque ya conocíamos algunos de sus platos (el huevo sin huevo, los falsos tomates y hortalizas), quizá porque otros no nos gustaron o «no supimos entender» (demasiados crispis, una mazorca de maiz de esas como de variantes -todavía sigo preguntándome por qué-, un tipo brioche de panceta o tocino, etc)…  el conjunto de la cena no nos convenció tanto como en otras ocasiones, sobre todo en la temida relación calidad o incluso satisfacción-precio, algo más económica que las veces anteriores, eso sí, aunque el doble de lo que yo hubiera dicho que valía esa cena en contraste con mis experiencias en otros restaurantes buenos de Madrid.

Cuando volvamos posiblemente pidamos a la carta las cosas que nos han gustado, porque en esta ocasión lo que nos ha gustado más de la experiencia ha sido el restaurante en sí mismo más que las novedades de su carta.

 

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